PRINCIPALES PÁRRAFOS DE CRÍTICAS Y COMENTARIOS PUBLICADOS
La idea de la ascensión hacia un plano superior de espiritualismo es uno de los sueños más persistentes y arraigados de la humanidad, cuyas huellas establecen una enmarañada red de afinidades y asociaciones que atraviesa todas las culturas y las etapas históricas, y enriquece nuestras inquietudes y cavilaciones en torno del sentido último de la existencia.
La obra de Delia Solari recrea ese viejo sueño de perfección a través de un lenguaje plástico potente y persuasivo: se trata de una abstracción geométrica modulada en torno de la simetría y el equilibrio que tanto ambiciona nuestro espíritu, resuelta en luminosas gamas de colores, cuya transparencia confluye con la claridad compositiva para codificar la ambivalencia latente en la condición humana, siempre suspendida entre el horror cifrado, como hoy, en guerras y torres gemelas y el ideal de la paz y la armonía universal. Las altas construcciones y el impulso de elevación que recorren como un sello el friso pictórico “Hacia la Luz” y el rico simbolismo de la escultura “Hacia la Armonía”, se confunden en nuestra imaginación con el aura remota que ennoblece los templos antiguos: pirámides, pórticos y obeliscos tocados por el misterioso estremecimiento de una sutilísima y hermética vocación cósmica. La obra de Delia Solari ha sido nominada en los Estados Unidos para el Art TV Fine Arts Awards 2007.
Daniel Pérez / Crítico de Arte /
El Libro de Oro del Arte Argentino
Buenos Aires, noviembre 2007
Delia Solari es sin duda una adelantada del arte abstracto geométrico. En este mundo globalizado donde prolifera la “cosa banal”, demuestra con su pintura hasta qué punto son útiles las demarcaciones en el arte. Pluralidad y color, estructura plástica, líneas tangenciales que se integran y atraviesan su obra vibrante y gozosa, atiende al inminente estallido de la creación. Y en lugar de una pasajera conformidad, su espíritu potenciado se fusiona con la presencia que intenta ir más allá.
Esta prolongación, esa vigilancia la encuentra, la ha encontrado ya, en su registro emocional que ayuda a sacudir y liberar las capas más profundas del ser humano. Recientemente Delia Solari concreta “Hacia la luz” seis pinturas y una impresionante escultura “Hacia la Armonía” en acero inoxidable realizadas para el Javits Convention Center de Nueva York.
Gyula-Kosice
Buenos Aires, junio 2007
Delia Solari es esencialmente pintora. En sus obras hallamos una estructura compositiva rigurosa, planteada en una segmentación de planos geométricos que se configuran, básicamente, a través del tratamiento del color. En ese sentido, su paleta es rica en tonos y matices logrando un amplio desarrollo espacial en el plano pictórico, que da lugar a un marcado dinamismo de las formas. Su lenguaje expresivo es puramente plástico y tiene un cierto sentido musical, desarrollando desde su perspectiva actual un vínculo entre la imagen pictórica y la música siguiendo a una larga lista de artistas que, encabezada, tal vez por Kandinsky y por Schoenberg ha establecido una asociación artística de múltiples abordajes perceptivos y simbólicos.
Fermín Fèvre
Crítico de Arte, Revista Arte al Día, 2005
“¡Qué riqueza y que variedad en los temas abordados! Desde las más ingeniosas combinaciones de figuras geométricas hasta relaciones entre la música y la pintura, desde los problemas de la luz hasta la resonancia y la armonía de los colores, desde la ternura y el aspecto sensible de las imágenes hasta la visión de un movimiento cósmico, todo ha sido tratado con inteligencia, con fuerza y con fervor en el diálogo de Delia Solari con el universo.”
IONEL JIANOU
Profesor Honorario de Historia del Arte
Asociación Internacional de Críticos de Arte
Sociedad de Gente de Letras Sindicato de Escritores
Pen Club Francés Internacional
Academia Americano – Rumana de Artes y Ciencias Sociedad Brancusi Internacional
París-Francia-Febrero 1990
“Arquitectura de formas de volúmenes rigurosos. Delia Solari demuestra ser una colorista de calidad, que sabe que embelleciendo demasiado los colores éstos pueden convertirse en señuelos: por su método de trabajo ella no responde a la necesidad de respetar el rigor de las estructuras. Tratados en gamas tonales los colores parecen hundirse el uno en el otro, amalgamarse mejor y unirse en una clara armonía de luz, como tamizada, surgida del interior mismo del cuadro. Así modulados, así unificados y gracias a sabias transparencias, los colores son sinónimos de acordes perfectos y la luz que los baña, que los transforma en valor. La obra de Delia Solari llega entonces a la plenitud, a la serenidad casi mística, como la que fluye de los vitraux de las catedrales y que nos transportan más allá de la envolvente magia pictórica.”
ANDRE VERDET
Crítico de Arte. Saint Paul de Vence. Francia.
Abril de 1987.
“La Galería The Embassy, que dirige Gina García, continúa acertadamente su presentación de exposiciones con pintores latinoamericanos de calibre.
La obra de la artista argentina Delia Solari fue un capítulo refrescante, semanas atrás; en digno exponente de la asociación de lo puramente figurativo con elementos arquitectónicos, jugando con rostros, paisajes y naturalezas muertas, de forma original y acertada en la composición. Su mayor logro, empero, radica en el uso particular de la luz y el color, que le conceden a la obra una brillantez peculiar y un carácter alegre y decorativo a la vez.”
LUIS FELIPE MARSANS
Diario Las Américas
Miami- Elorida 1990
“Para una artista escribir un libro sobre su propia obra, las razones que la mueven y motivan, es un acto de reflexión y de madurez. Significa volcar en un lenguaje distinto al de su expresividad ese universo de razones, por las cuales se llega a la creación. En este caso, Delia Solari no sólo pone de manifiesto su actitud reflexiva frente a la obra artística de la cuál es protagonista, sino que también da a conocer su visión del arte en general, insertado en la realidad social y en el mundo de la creación de valores.
Al ser ella misma una representante de la abstracción geométrica, profundiza también sobre esta línea estética. Conceptos acerca de la estructura, el color, la creatividad, lo racional y lo sensible en la pintura, así como los vínculos que encuentra entre ella y la música, construyen etapas en la lectura de este libro presentado con la solvencia habitual de Ediciones Gaglianone.”
FERMÍN FEVRE
Diario Clarín 1989
“Delia Solari denomina a su estilo de pintura “estructuralismo planimétrico sensible” que se caracteriza por una composición organizada, formal y totalmente en función de planos geométricos atendiendo a los elementos sensibles o emotivos, especialmente a través del tratamiento del color. Su paleta es rica en verdes ácidos, amarillos, azules, violáceos que utiliza sincronizadamente para desarrollar sus juegos espaciales y estructuras dinámicas. Su línea no adhiere a la frialdad y rigidez de la línea geométrica perfecta. Su pasión por la música la condujo a elaborar una simbología mediante la cual trata de representar ciertos aspectos de la misma, lo que constituye un desafío con múltiples posibilidades de resolución. Coincidentemente con la inauguración de su exposición en Soudán, que cierra el 14 de mayo, presentó su libro “Enunciados Estéticos”, en el que desarrolla la descripción de sus procesos interiores y sus objetivos estéticos. Magníficamente editado por Ediciones de Arte Gaglianone, prologado por Osiris Chierico es un tratado acerca de la abstracción geométrica basado en las conclusiones a las que ha llegado Delia Solari en las pautas que aplica en su obra creativa. Los diferentes ítem están profusamente ilustrados, lo que le otorga un carácter eminentemente didáctico.”
LAURA FEINSILBER
Diario Ámbito Financiero 1989
“Acaso la hayan llevado a esto – una singular experiencia que está más allá de lo probable con los 5 sentidos físicos, pero apelando a ellos, y a los otros su constante búsqueda- traducida en cambios paulatinos, y cada vez mejores y haber querido confiar a la forma, no imprecisa pero si sugerida antes que rotundamente manifestada, y el color que en sus manos pasa a ser un elemento de cualidades tímbricas, un sentido que trasciende netamente la materia, que la sobrepasa, en una poesía visual levísima pero certera, muy dulce pero no por eso frágil, y abierta a la luz, el aire, incluso a la que podría denominarse claridad de la sombra, lo cual confluye en cuadros que son, en el fondo, estados de ánimo, pero cuyo lenguaje, por lo abierto y sin fronteras, pasa a ser universal, e incluso ciertas veces, declaradamente metafísico…”
CÉSAR MAGRINI
El Cronista Comercial 1989
“… Pintora argentina Delia Solari. Sus obras en la O.E.A., abstrae la realidad de impresiones tenues de luces y sombras aprendidas de los grandes clásicos, pero su sentido lineal y geométrico la ubican como continuadora del cubismo. Solari aporta sutileza en el color, ya que demuestra seguir un cuidadoso estudio de la paleta cromática, la cual se basa en la gran riqueza de colores y sus derivados. Su obra refleja una mente analítica y cauta, da la sensación de ocultar una luminosidad que se torna evidente, que se encuentra latente, palpitante, detrás de los elementos. Crea presión y estructura en el lienzo, integrando la composición de colores en un balance de exquisito deleite.”
LATINO NEWSPAPER INC. P.O. HOX 43284. Washington D. C:
Septiembre 4, 1984
«…Respaldada por un lúcido reconocimiento de los fundamentos sobre los que se basa la pintura contemporánea – cita entre sus preferidos a Rembrandt, Leonardo Da Vinci, Turner, Monet, Picasso, Branque y Kandinsky-, esta pintora resuelve sus imágenes en la realidad bidimensional del espacio plástico sin traspasar los estrictos límites de su propuesta abstracta, un refinado código de ritmos lineales en el que las rectas y curvas se estructuran armoniosamente, para integrarse a una rica gama de tonos, entre los que predominan los amarillos, los ocres, azules y verdes. El amplio juego de los ritmos lineales, que sostiene e integra la variedad de timbres tonales, inteligentemente graduados y unificados por las transparencias y por un sentido de la luz con reminiscencia de los vitrales góticos, conforma imágenes que pueden definirse en dos palabras: musicalidad y energía…»
OSVALDO SEIGUERMAN
Revista Actualidad en el Arte 1988
“Con el desarrollo de sus enunciados estéticos, Delia Solari ha redactado un valioso tratado a la vez didáctico y testimonial, que reformula el proceso de una experiencia particularmente ardua y compleja: el protagonismo de la geometría, implícita o explícita, en la creación artística, en la enunciación de una realidad plástico-visual. Ella expone, analiza, desde sus orígenes mismos lo que ella llama “una teoría personal del hecho artístico basada en la propia experiencia. De allí su incuestionable valor, la significación de su aporte como sistema, como método frente a la necesidad de revelación de una realidad regida por el pensamiento, por el razonamiento, por la inteligencia, por la racionalidad, enriqueciendo así con este volumen útil y bello, el mundo del arte”
OSIRIS CHIERICO
del Prólogo de Enunciados Estéticos – 1988
“…Delia Solari libera su capacidad imaginaria hacia otras propuestas cromático luminosas. Una visión lírica de arquitectural intensidad, amalgamada entre la dinámica lineal y el entramado textural lumínico…en un lenguaje más libre, alejado de rigurosas precisiones formales. El cambio es positivo y apunta a crear con la materia, una exploración de fuerte impacto visual y táctil. La luz, antes tamizada y velada superficie de transparencias hoy surge de las entrañas del material coloreado y del espesor de la superficie, que se convierte así en receptáculo reflejante en expansión ilimitada.
El espacio se dinamiza, modulado por el color, y por el atravesamiento de una fuerza línea, que juega a sostener una estructura flotante y pluridimensional. Más libre, y con mayor riqueza expresiva, este período pictórico posee al decir de su crítico prologuista Ionel Jianou, “la visión de un movimiento cósmico”. Es en la necesidad de orden y de equilibrio donde la artista percibe y proyecta el impulso interior. “vitalidad, fervor, de la función creadora de la luz’, sigue diciendo el crítico, y sostenemos que, en esta muestra, se hace presente un claro sentimiento de no estar sujeta más que a las leyes creadas por su actual espontánea capacidad creativa, exaltada ahora, a niveles inusuales, en el marco de su total productividad artística.”
ROSA FACARO
Diario Clarín 1991
“Un notable cambio se advierte en et proceso evolutivo seguido por Delia Solari, de quien se exhibe un buen conjunto de pinturas en Soudán (Arenales 964). Mantiene la estructura geométrica, no las formas cerradas, que se deciden por la continuidad de sus contornos. Liberó el trazo y sensibilizó la superficie de sus cuadros mediante una avisada aplicación de color. Su camino sigue siendo el de la no figuración geométrica, pero entendida ahora como un sistema de composición explícito e implícito que interrelaciona las partes e interpreta dinámicamente forma y fondo.”
ALDO GALLI
Diario La Nación 1991
“De una pintura geométrica, alguno de cuyos testimonios no pasaban de estudio sobre color y la reacción de la luz, ha arribado en este momento Solari, a planteos más sueltos que son logros visibles que nos alegran. En la vertiente geométrica encarada por la pintora – y teórica a la que se debe un volumen de interesante información técnica-, parece hoy estar agazapada, a la cual el informalismo no es ajeno. Por esa línea Solari estamos convencidos de esto- hallará “lo suyo, lo que todavía intenta decir. Imperiosamente necesita hacerlo.”
ALBINO DIEGUEZ VIDELA
Diario La Prensa 1991
“Lo que Delia Solari ha estado fundamentalmente trabajando es con eso que constituye el mayor desafío para todo artista plástico, la luz, hasta convertirla gradualmente en la materia prima de sus cuadros, investigándola incluso en sus implicancias metafísicas. Y siguiendo un camino de riguroso despojo en sus medios expresivos – lo que hace que sus cuadros se vuelvan más y más elocuentes cada vez- lo que equivale a estar hablando de espiritualización, que sencillamente deslumbra, y que hace de esta retrospectiva una exhibición con mayúscula. También se advierte, recorriendo lentamente lo expuesto, y acaso como consecuencia de ese asedio de la luz, desentrañada y desnuda en sus enigmas, de qué manera la pintora ha ido otorgando mayor importancia a lo tonal, que en los tramos más recientes de su producción cautiva, en ciertos sectores de la composición- rigurosamente equilibrada siempre- como ardiendo dentro de sí mismo.”
CESAR MAGRINI
Diarìo El Cronista Comercial 1990
Delia Solari: At Velázquez, Maipú 932, “this exhibition of still-life flowers, fruits, portraits, figures and landscapes (in oil) by Delia Solari is realized in luminous transparencies of light. Especially successful is a large painting “En Familia”, where she has coordinated a group of figures abstractly, using lemon-yellows, reds, greens and browns. The triangle of light bathing the central figures is a prism of golds and light greens radiating upon and diluting the figures to left and right The painting is pure poetry and probably the loveliest in the show. It was realized with much love, thought and effort. Delia has a delicate flowing feeling in the flowers and landscapes. Her use of corats and browns is exquisite. In all of her works there is sensation of deep inner peace and happiness.”
THELIA CONRAD BEHAR
Diario Buenos Aires Herald
“There are several exhibitions worth seeing in the Socorro Church area. Amongst them we have Delia Solari’s. I hadn’t cared too much about this artist’s previous output (which doesn’t mean I brand it as bad. I just failed to be moved by it, to get the message) bat in her present one woman show (Soudan, 960 Arenales St.) she has come up with a series of interesting, dynamic and vigorously painted works. She cleverly combines straight lines, angles, planes and transparencies with which she creates unreal skycraper townscapes, which could also be taken for stained glass windows for a church in space. The colours are vivid but, for this writer at least, she overdoes the use of browns, which seem misplaced in the kind of desings she makes.”
ALFREDO CERNADAS QUESADA
Diario Buenos Aires Herald 1991
Delia Solari y La Música de la Luz Viviente
La racionalidad geométrica de la teoría se pone al servicio de una búsqueda de significado universal volcada sobre la tela principalmente por medio del diálogo de Solari con esta luz dadora de vida, una luz que parece brotar de la pintura, iluminándola con el brillo multifacético y multicolor del caleidoscopio de un niño. Es en esta tensión entre una fascinación infantil por una infinita variedad de formas y colores y el control estricto sobre una composición geométricamente – casi matemáticamente – concebida, que Solari busca su tema: la unidad de una realidad a la vez racional y sensual.
Ya en 1989, Delia Solari había elevado esta tensión a la categoría de método a través de la publicación de Enunciados Estéticos (Ediciones Gaglianone), su propio manifiesto sobre el arte de pintar. Allí reconoce su deuda con la tradición de Mondrian, Kandinski y Klee y ofrece su interpretación de la mareante progresión de movimientos artísticos del siglo XX de los que ve emerger su obra: una drástica oscilación entre dos polos a medida que el artista explora los extremos de lo sensual-subjetivo y lo geométrico-objetivo en el marco de su nueva libertad creativa. Es característico del enfoque altamente intelectual de Solari el que idee una ponderada terminología para expresar estas direcciones opuestas en su propia obra, dividiéndola en “estructuralismo planimétrico sensible” y “racional”. Pero el libro revela que Solari es una autora inteligente y expresiva, una artista plenamente capaz de expresar por medio de la palabra los fundamentos, así como las aspiraciones de su obra pictórica. Tanto más elocuente resulta entonces la negación del lenguaje, tanto verbal como figurativo, que su obra representa. Desde más allá de los planos translúcidos de sus composiciones, surge el resplandor de un innegable compromiso y convicción, un urgente deseo de comunicar una vivencia interior que es tal vez el rasgo más inmediatamente llamativo de su obra; es también el rasgo que la pone en una clase aparte entre sus contemporáneos y sus predecesores de la escuela constructivista y de otras escuelas formalmente geométricas dentro de la pintura abstracta.
La obra de Solari documenta una vida entera en pos de la idea de que es posible comunicar convicciones esencialmente humanas e intrínsecamente personales utilizando solamente la línea, el color y la luz – del mismo modo en que un compositor evoca un espectro completo de emociones humanas, y aun de progresiones narrativas, solamente a través del sonido, el ritmo y el volumen acústico. La analogía con la música no es de ninguna manera un invento de este crítico, ni es tampoco un mero reflejo de la afinidad declarada de Solari con el pensamiento y la obra de Vassili Kandinski – a quien cita cuando escribe lo siguiente: “Casi en su totalidad, la música ha constituido siempre el arte que utiliza sus materiales propios para manifestar la vida interior del artista, creando una existencia única, y no para reflejar o reproducir fenómenos de la naturaleza”.
La música es más bien un principio rector y una experiencia fundacional en la vida y el arte de esta artista: educada en principio en la música, sólo descubrió su vocación por la pintura siendo ya adulta y madre. La música la acompaña constantemente mientras trabaja en su taller, siendo una fuente de inspiración tanto “sensible” como “racional”. El lenguaje de la pintura no es un lenguaje figural para Solari, sino que es más bien un lenguaje musical, el lenguaje de contraste y armonías que existe en el nivel de la percepción humana que se presume universal. No es un tema que le concierna a la artista el que este nivel exista o no; su obra de toda una vida es, en cambio, testimonio del poder que se deriva de creer que sí existe; la fuerza creativa y el vigor de sus pinturas las transforma, a su vez, en testigos convincentes.
Estas pinturas evocan una “música de las esferas” captada por el oído interior de la artista y transformada en espacio, color y luz; hablan en susurros de una brillante, tintineante unidad matemática que impregna e ilumina el caos de la experiencia humana – pero sin negarlo ni obviarlo. Cada pintura tiene un inconfundible centro de gravedad que la mayoría de las veces es también su fuente de luz, una luz que emana de más allá de los planos de color entrelazados y superpuestos y parece crear la pintura misma: reflejada y refractada, brincando y rebotando de un plano a otro, produce colores translúcidos en tonos complementarios junto con escalas cromáticas cuidadosamente controladas. Esta luz es la protagonista de la pintura; es su verdadero creador. Revela el diálogo entre la artista y su fuente de inspiración, y a través del rechazo, inherente a sus formas geométricas, de toda particularidad, transmite la sugerencia de la existencia de un creador trascendente, que no es, en última instancia, una afirmación sino el hecho mismo de la vivencia de la pintura por parte del espectador.
En definitiva, entonces, la variación infinitamente exuberante que hace Solari de la unión geométrica entre la luz y el color se convierte en algo así como un sutil argumento en favor de la existencia de Dios. De esta forma, curiosa si no paradójicamente, Solari nos muestra en qué punto la trayectoria del arte abstracto contemporáneo se remonta hasta más allá de la revolución mimética del Renacimiento para llegar a la representación espiritual del mundo medieval. Sus pinturas no son ventanas en el sentido que le daría el teórico renacentista de la perspectiva, Alberti – aberturas ilusorias hacia el mundo fenoménico –, sino más bien en el sentido contrario simbolizado por los vitrales de las catedrales medievales: no son aberturas sino pantallas. Transmiten una profundidad y una luz infinitas que trascienden su plano de existencia. Su color y su línea refractan y filtran una luz pura, una luz divina, para que pueda ser percibida por el ojo humano. Estas “ventanas” convierten la refracción primaria de lo desconocido en forma y experiencia sensorial, captando los elementos universales básicos de dicha experiencia: la línea, el plano, el color y la profundidad; mientras que la combinación de éstos, a su vez, sugiere lo relacionado con el tacto y el olfato, nuestras impresiones sensoriales con mayor contenido específico. Las ventanas de Solari, sus “composiciones planimétricas estructuralistas”, se asemejan mucho a la plasmación de la esencia del pensamiento de Tomás de Aquino, a la vez que están inconfundiblemente impregnadas con el lenguaje visual de nuestro naciente tercer milenio.
Pero esta elocuente voz femenina en el mundo predominantemente masculino del arte abstracto demuestra una afinidad aun mayor con una voz diferente de la Edad Media: la de Hildegard de Bingen. También la prolífica obra de la “Sibila del Rin” surgió de un compromiso interior de servir como instrumento musical, o como la “voz de la luz viviente”. Registró sus experiencias en voluminosos tratados modelados por un lenguaje complejo y visualmente recargado. Pero tal como Delia Solari, no era una espiritualista pura. La visionaria, teóloga, compositora, médica – y posiblemente hasta pintora – no era menos multifacética ni estaba menos fascinada por el mundo fenoménico que la quintaesencia del “Hombre del Renacimiento”, Leonardo da Vinci. Por lo tanto es apropiado que las pinturas de Solari parezcan ofrecer una expresión en forma visual del extenso diálogo místico – y musical – de Hildegard. En la actualidad Hildegarde es conocida no tanto por los tratados en latín sobre la teología altamente individual que ella misma acuñó sino por su expresión no menos original en el lenguaje universal de la música. Y así finalmente surge la sugerencia de un título a todas luces apropiado para la obra de su sucesora del siglo XXI: El diálogo de Delia Solari con la música de la Luz Viviente.”
MORGAN POWELL, PHD, Es historiador de medios visuales y orales
y colabora como crítico en la prensa europea y norteamericana.
“La Obra de Delia Solari se destaca por la fidelidad a un repertorio artístico que le permite la creación a través de múltiples variaciones. Sus planos geométricos se diversifican en diferentes direcciones con un profuso empaste de color. Esta transformación de los elementos plásticos multiplica su esencia y destaca para su lectura la relación entre la emoción y la reflexión sobre su sentido. En su trabajo “Sinfonía Cálida “, el protagonismo se reparte entre la intensidad centralizada de la iluminación y las franjas diagonales que la atraviesan. La luz que parece concentrarse en una figura cuadrangular, se despega del fondo generando energía y vitalidad. Este núcleo emerge de una oscuridad sólidamente construida, que acentúa su fuerza. Son varios los elementos que se destacan y al mismo tiempo se diferencian por calidad tonal cruzándose unos con otros, inventando direcciones y sugiriendo profundidad. Como su título lo indica, “Sinfonía Cálida “transmite con armónico acorde un sentimiento de colores que se manifiestan al unísono, concibiendo una original composición.”
Julio Sapollnik
En el Libro “El Arte Argentino Hacia el Mundo”
Ediciones Institucionales
Hacia la Luz
El monumental conjunto que presenta Delia Solari propone un nuevo paradigma de convivencia. Hacia la Luz es un políptico con diez pinturas de grandes dimensiones, y cada una con un título más que elocuente: Construcción, Deconstrucción, Renacimiento, Reflexiones, Unión (I, II, III y IV) e Impasse (I y II). La anécdota figurativa puede aludir a un hecho histórico concreto, pero a la vez lo trasciende. En esta obra, Delia expone la secuencia de un ciclo vital que parece regir la vida de los hombres, los pueblos y el universo. Todo lo que el hombre construye a diferentes escalas, sea una casa, una empresa, una familia o una gran ciudad parece tener un momento de alcance máximo, de cúspide insuperable, como la que alcanza el alpinista.
El microcosmos y el macrocosmos han probado ser dinámicos -tanto en la física cuántica como en la mística oriental- y por lo tanto ninguna situación es permanente y todo es cíclico. Algunas veces parte del proceso se entiende como destrucción y resulta doloroso; otras, se puede entender como crisis u oportunidad para el cambio. Después de la catástrofe viene el Renacimiento, como cuando el volcán explota y más tarde la lava fertiliza la ladera. Entonces puede sobrevenir la reflexión sobre el hecho, despojarse de prejuicios y apriori para tratar de entender el verdadero entramado de los acontecimientos.
En la obra de Delia hay aspectos oscuros y luminosos; la artista siente suyo el dolor de los demás porque ella es todos y desde ese abismo sombrío saca las fuerzas para poder elevarse. El dolor es una katabasis (descenso al infierno) para el héroe que debe seguir su camino hacia la felicidad. Pero el héroe no está solo, tiene compañeros y adversarios, amigos que traicionan o enemigos que se hacen alianza con él. La vida en comunidad, sea el núcleo familiar, el barrio, la ciudad o la nación tiene sus aristas punzantes y exige un ejercicio de convivencia y de respeto por el otro, por el diferente.
Este es el planteo que hace la artista en su escultura Hacia la Armonía, de acero inoxidable, un grandioso escalonamiento de estadios que arrancan en la autonomía del individuo (la base), asciende por módulos más o menos complejos (la vida en comunidad) para finalmente limar asperezas y llegar a la forma perfecta de la armonía, la esfera. Estar en armonía con uno mismo para poder entender a los demás y estar en paz con la humanidad para poder reunirse con el Todo es la declaración de principios que subyace en esta escultura.
Las pinturas y la escultura creadas por Delia Solari constituyen la aspiración de una nueva forma de vida entre los seres humanos. Entre los cuadros mayores, la artista coloca cuadros más angostos que funcionan como vinculantes, no en vano cada uno se llama Unión. Delia Solari ha creado un conjunto pictórico y escultórico como una propuesta para repensar el universo y la humanidad como una trama infinita urdida por un misterioso inefable que metafóricamente llamamos Luz.
Julio Sánchez
Licenciado en Historia del Arte, crítico de arte,
curador independiente y docente universitario.
Fue en Alemania central y a comienzos del siglo XX, aunque figurativo, que el expresionismo nació como nueva empresa estética. Pocos años después fueron los rusos -no confundir con los soviéticos, históricamente posteriores- los que experimentaron las perspectivas de esa escuela con los postulados de la geometría. La autora de esta tela, que usualmente trabaja dentro de los lineamientos de la abstracción, intenta con este cuadro suyo nuevos horizontes expresivos; una manera distinta de la que han frecuentado otros artistas.
Porque toda su obra trasunta -y esto es muy positivo- originalidad en la composición, equilibrada y singular, y cimentada en el apropiado entrecruzamiento de distintos polígonos -cuadrados y rectángulos; ni por equivocación una ondulante línea curva- que van edificando un meditado paso tras el otro, y con una impecable perfección, en cuanto se refiere al diseño, que no es sólo lo que estipulan las reglas de la geometría, sino honda y predominantemente artística.
En cuanto a los pigmentos, muy acertados en su aplicación, contribuyen con su sugestivo aporte -no puede disimularse la definitoria sensación de acallante frescura que despiertan las zonas más claras de la obra- y son el complemento ideal, que eleva todavía más la belleza de la tela en su más gravitante hermosura.
César Magrini, 2008
En la producción de Delia Solari, hay siempre una “armonía sinfónica” que desdramatiza los opuestos en inteligentes decisiones. A través de un magistral y dinámico juego de líneas rítmicas, en sus composiciones se despliega una infinidad de sutiles matices cromáticos que dan vida al principal elemento visual que pone en cuestión: la luz. En “Reflexión lineal”, esta luz se representa cual rayos que irrumpen, con gran vitalidad y energía, una sólida oscuridad, hasta encontrar en ella un punto, un límite que la absorbe, pero que también la devuelve a su medio en una reflexión especular. Los planos de colores se acarician, se unen y se penetran; se sustraen, se yuxtaponen y se intersectan, y los módulos se repiten en variados recursos visuales -espacio, posición, tamaño y dirección- que brindan unidad a la diversidad de sus formas. De este modo, sin siquiera acercarse a la fuente de luz que evocan, las geometrías de Delia Solari trascienden todo sentido abstracto y representativo, en un movimiento puramente espiritual que guarda para sí un misterio que estimula las más gráciles vibraciones del alma. Como explica Kandinsky en “De lo espiritual en el arte”, “la última instancia siempre es la sensibilidad”.
Mara De Giovanni
Crítica de Arte
Diciembre 2009
“Pincelada tras pincelada se va construyendo la imagen en el espacio propuesto por la artista. La vivaz superposición de líneas y planos convergen en una real sinfonía de colores, que bien describe Delia Solari. La abstracción tiene un relevante mensaje para quien quiera descubrir, esa segunda lectura que nos acerca al mundo contemporáneo del arduo trabajo y perfeccionamiento técnico. Rectas que vienen, se multiplican, se aproximan y se distancian, fuertemente atrapadas por los tonos desbordantes de vida y seducción que la artista acerca al espectador. La inmediata superposición de formas da un realce a la pintura, que invade plano tras plano una verdadera batalla de pigmentos muy bien seleccionados como claroscuros impactantes.
Al observar “Sinfonía Abstracta”, sentí que en ella habitaban muchos trabajadores escondidos que martillaban todo el tiempo, subidos a invisibles andamios, tratando de realizar una construcción, con destellos de luces en una gran ciudad que vive de noche y sueña con llegar a la cima. Láminas de acero, mucho concreto y vidrios suspendidos, que llegan a perpetuarse tan gráficamente a lo largo de la realización de la presente obra artística. Indudablemente la autora de esta creación puede considerarse una académica del arte.”
Prof. María Tamara Revythis
Crítica de Arte
Del Libro “El Presente del Arte Argentino, sus referentes” Diciembre 2010
Delia Solari es una artista argentina con gran trayectoria en la abstracción geométrica. Esta obra se inscribe en un estilo que la misma Solari categorizó-reflexionando sobre su propia práctica- como “Estructuralismo Planimétrico Sensible”, que se basa en la organización geométrica de los planos con un anclaje en lo emocional, dado por el tratamiento del color. “Renacimiento” es una tela de grandes dimensiones que conjuga y despliega esto que pregona.
A partir del orden que proporciona una sólida estructura compositiva basada en dinámicas diagonales y abruptos cortes transversales, el color es el protagonista que despliega el juego espacial. Es decir, él es el que establece los planos y la profundidad, y genera diferentes sensaciones provocadas por las intensas vibraciones cromáticas. No son demasiados los tonos que utiliza, principalmente azul y amarillo, que son los que marcan la directriz a partir de su mayor o menor saturación, y forma el verde que funciona a manera de escape y descanso visual frente a tanta energía primaria. La pintura de Delia Solari explora de manera exhaustiva otro elemento que es la luz. En sus trabajos encontramos un foco lumínico central que nuclear y custodia celosamente la vitalidad de la composición.
Cecilia Arthagnan / Crítica de Arte
Acerca de la obra “Renacimiento”
En el Libro “Los Elegidos del Arte Argentino”
Delia Solari ha viajado por diversos países y exhibe en Argentina y en Uruguay sistemáticamente. En el exterior expone sus pinturas junto a grandes instalaciones, cuyo montaje responde a su búsqueda estética. Gustadora y amante de las artes, coleccionista de obras de artistas argentinos, su fecunda labor es conocida en ambas costas del Río de la Plata, que une y fusiona toda una tradición artística en escuelas de interés mundial, como la escuela constructivista de Torres García. Hacedora incansable, no se detiene ante los temas más variados y los encara con sabiduría. Su obra inscripta en la abstracción neocubista, se caracteriza por el equilibrio de valores cromáticos y por la inteligente noción compositiva; hace suyo el pensamiento artístico de una figura descollante de la plástica universal al decir: “yo amo la regla que corrige la emoción” del pintor Georges Braque. Más sensibles, menos racionales, sus actuales trabajos poseen un atractivo donde el orden de la luz filtrada nos habla de ese destello luminoso que consagró a Pettoruti. El plano se mantiene por yuxtaposición y superposición compositiva, rebatido, mostrando los diversos elementos de la figuración abstracta que componen la escena pictórica. Orden y equilibrio, más valorización cromática y buen manejo de la luz, son las manifestaciones más sobresalientes de su pintura.
Rosa Faccaro / Crítica de Arte
Sobre la Obra “Sinfonía Floral”
Del Libro “Destacados Exponentes del Arte Argentino” 20.12.2011
RESEÑA
En la galería Velázquez (Maipú 932), despliegue de sutilezas, de mundo interior hecho de sensaciones tenues, de música callada, de fina y delicada poesía. Es el de Delia Solari, quien con sus pinturas labra un universo de sensaciones que se multiplican, a la vez que simultáneamente se agrupan en torno de un problema crucial, el de la luz, su preocupación más acuciante, que ella resuelve siempre de modo instintivo y certero, en resplandores amortiguados, en veladuras de extrema delicadeza, en una atmósfera sostenidamente propicia, envolvente, de intensa y a la vez dilatada sugestión. En grabaciones acromáticas que van deslizando suavemente las formas, sin empero perderse en la abstracción total, pero sí con tendencia a una síntesis rica en sus implicancias, la artista fija así sus impresiones, subjetivas y cálidas, del paisaje, de un interior, de un vaso de flores o de un desnudo. Es el ritmo de la pincelada. Jamás, tajante pero tampoco confuso, el que construye y el que equilibra la composición, ecos, murmullos, resonancias de la máxima limpidez se traduce en las escalas tonales que Delia Solari utiliza, sutilmente, encadenadas entre sí, y con el resultado, en cada una de las telas, expuestas, de una sensibilidad fuera de lo común, de un lenguaje propio, sereno y en sazón, y de facultades estéticas que han alcanzado ya su más profunda plenitud.
CÉSAR MAGRINI
Diario «Cronista Comercial».
1980
LA PAZ DE CREAR
La luz y sus posibilidades, un tema que tanto interesa a Delia Solari, la convierte en una gran admiradora de Rembrandt, por un lado, de los impresionistas por otro. Ella trata con insistencia el tema Maternidad para el que elige simplicidad estilizada de líneas, llegado hasta la geometría, pero cuando propone sus esotéricas casas siglo XXI, se vuelca a un romanticismo casi nostálgico, intemporal, cuando pinta flores. Poesía de la forma y del color, en la que la pintora trata de recrear la naturaleza, viéndola de acuerdo a sus propias reglas particulares. «Creo, con Kandinsky, que el pintor se inspira un objeto, al trasladarlo a la tela se aleja del mismo dando origen a un nuevo objeto que es el verdaderamente sentido por él. Termina, así, siendo una excusa en la creación de la obra de arte, que es, en definitiva, el medio de evasión, de libertad en la comunicación que luego va a entablarse en el futuro diálogo del cuadro con el espectador».
SILVIA TRON
Diario «El Día» Uruguay
Enero 1980
PRESENTACIÓN EN «GALERÍA LA FAROLA»
…. «Delia Solari, estudiosa, trabajadora, tenaz en la investigación de las técnicas pictóricas, consigue a través de sus elaboradas creaciones el ámbito y la atmósfera ideales a sus maternidades y a sus flores. Esas maternidades que escapan a la anécdota circunstancial, para llevar, a partir de un entorno de transparencias lumínicas, sólo esencia, propiedad de lo imperecedero. Así sus telas, sugerentes despojadas de lo superfluo, con toda la sensibilidad femenina y toda la firmeza del artista que sabe qué quiere y lo que es más, cómo decirlo.
… Delia Solari ocupa sus desvelos con madres, niños y flores, expresados, modificados, con las reveladoras gradaciones de la luz sabiamente administradas en afán de idealizar, de elevar, de interpretar una realidad mejor que la que transcurre en esta otra realidad fuera del cuadro. Gracias por todo lo íntimamente suyo que nos deja en todos sus trabajos.
Agosto de 1980
Tuvimos ocasión de conectarnos con su obra en la exposición de artistas argentinos» que se realizara recientemente en la galería Vaz Ferreira (Auditórium). En la salita nos enfrentamos a obras de pequeños tamaños. Pero lo suficientemente pulidas en su técnica como para personificar a la pintora, que emplea los cortes de planos y los pasajes, que une mediante el degradé de los tonos, enlazando una composición que tiene por objeto ratificar los valores de la luz. Son cuadros de paisajes, figuras y temas estáticos, donde la artista puede desarrollar ese poema en amarillos cálidos, que llegan al casi blanco en su depurada esencia cromática. Delia Solari es una pintora que estiliza sus temas en la gama fina de los bellos acordes. Que no determina, mediante contornos, enérgica acentuación, sino que busca la definición de la luz en sus propias consecuencias de dibujo.
EDUARDO VERNAZZA
Diario El Dia Montevideo – Uruguay.
1981
GEOMETRÍA Y SURREALISMO
«No escape a tales formas expresivas la aplicación de Delia Solari en una estructura bien definida en sus planos geométricos puros. El color siguiendo quizás la alternativa de Petorutti, denota en la «naturaleza muerta», una bien sentida relación de los tonos, que se basan en su oposición de cálidos y fríos, mediante una justa como limpia ejecutoria»…
EDUARDO VERNAZZA
Diario «El Dia»
Montevideo Uruguay
26-10-1981
DELIA SOLARI
..»Tuvimos ocasión de conectarnos con su obra en la exposición de «artistas argentinos» que se realizara recientemente en la Galería Vaz Ferreira (Auditórium). En la sala nos enfrentamos a obras de pequeño tamaño. Pero lo suficientemente pulidas en su técnica como para personificar a la pintora, que emplea los cortes de planos y los pasajes, que une mediante el degradé de los tonos, enlazando una composición que tiene por objeto ratificar los valores de la luz. Son cuadros de paisajes, figuras y temas estáticos, donde la artista puede desarrollar ese poema en amarillos cálidos, que llegan al casi blanco en su depurada esencia cromática. Delia Solari es una pintora que estiliza sus temas en la gama fina de los bellos acordes. Que no determina, mediante contornos enérgica acentuación, sino que busca la definición de la luz en sus propias consecuencias de dibujo»…
EDUARDO VERNAZZA
Diario «El Día»
Montevideo – Uruguay
28-12-1981
Cuando una pintora es dueña de los calibres técnicos que utiliza y refleja Delia Solari en la mayoría de sus obras, le es muy difícil escapar al frío mecanismo de la automatización proveniente de un dominio que puede llegar a ser cómodo filón de producción inagotable, aún a pesar del lenguaje singular con estricta sabiduría que usa.
Esta sería la postura superficial, no intrascendente, que podría extraerse de la lectura apresurada de sus composiciones. Sin embargo, el cambio es notable, desde el momento en que apreciamos la existencia de un mundo mucho más profundo, más allá del aparente equilibrio tras la búsqueda de una belleza formal. Delia Solari no esconde el reto o el temple del desafío permanente en la fiel representación de su caleidoscopio abstractizante o en la calidez de las naturalezas muertas y maternidades. Entonces buceamos en los «secretos», sobrepasando aquello que se insinuaba como formal y sobrio perfeccionismo y eso nos permite atravesar sus imágenes y desnudarlas, comprobando que, el indiscutible oficio era un valor más del pintor. Sus obras respiran, vibran y gozan con una proyección cálidamente expresiva, aún dentro de esa atmósfera de cierta irrealidad que Delia Solari concreta en la dual simultaneidad tonal y planística.
Este es el fantasioso mundo al cual la artista recurre y el elemento mágico se adueña del conjunto, como protagonista, encarnando en la luminosidad característica y personal de sus cristalizaciones.
Delia Solari atesora en la elipsis» de sus construcciones geométricas -abstractas un cálido misterio que conlleva: pensamiento, fantasía, ternura, sublimando el sentimiento pictórico que comparte, el expresivo deleite con el contemplador.
JORGE FEINSILBER
Revista «Arte al día»
1982
DELIA SOLARI vive en la Capital Federal. Por primera vez expone en nuestra Provincia y ha aceptado la invitación del Museo Provincial de Bellas Artes «Dr. Pedro E. Martínez», que hoy le da la bienvenida, la recibe con amistad sincera, profunda. DELIA SOLARI logra dotar de poesía a los temas que trata; su fina sensibilidad los anima. Todas las cosas tienen individualidad, todas tienen carácter, todas tienen un significado. Está en su forma y en la razón de su forma. Llegar a lo esencial de las cosas, es hacerlas expresivas; siempre representa su propio espíritu. El arte consiste en mostrarnos la calidad de ese espíritu. Eso evidencia la obra de Delia Solari, al revelarnos cómo convierte todo acto perceptivo en honda y noble emoción expresiva. Una exposición de sus obras, importa siempre un acto afirmativo, nos enfrenta con un espíritu noblemente dispuesto. Se la ve en esa postura, se la siente vibrar en su tensión máxima. Se rehace en cada emoción, en la específica individualidad de cada imagen captada por su retina. Es una vida intensa la de esta artista, que alternando los deberes de la maternidad y su pasión por la pintura, realiza el prodigio de marchar simultáneamente los dos senderos que el destino le ha trazado. César Magrini ha dicho «que hay en sus cuadros sabiduría reposada, formación lenta y segura o para valerme de términos más rotundos, técnica madura, a la que afortunadamente, es difícil descubrir a primera vista». En esta noche que le pertenece, cuando esta Casa abre sus brazos anchos para recibirla, cuando nos asombran las sugerencias de sus sutiles trazos, nos confiesa a través de ellos sus sueños y nos ayuda a abrir nuestra imaginación para atraparlos y comprender cuánto amor, cuánta ternura derrama en su afán de mostrarnos, abiertamente, todo ese caudal de vivencias que vibra en su alma joven.
Prof. HILDA COLOMBANI DE TULIO
Paraná
14-4-82
En la obra de Delia Solari, la visión constructiva de la realidad se transforma en el paradigma de su expresión. Podemos, a propósito de su conceptualización pictórica, expresar aquel pensamiento de Metzinger: El mundo visible llega a ser un mundo real sólo por medio del pensamiento. Así, en esa ordenación de los entes geométricos, Delia Solari compone un universo que lleva implícito en su lenguaje un concepto de lo bello.
Sentido de este modo el mundo del objeto, lo traslada a la tela en el grado de abstracción que la realidad le sugiere, y sujeta la visión a un tiempo y espacio que ya irrumpiera en la problemática plástica del cubismo. Dentro de esta escuela, introduce aspectos muy personales y definidos en cuanto al uso del color y de la luz, que va sutilmente variando las consideraciones de una imagen cuya estructura está fuertemente racionalizada. A pesar de esta tendencia, de su pintura emana una atmósfera romántica, debido al manejo de los valores tonales, de la elaboración del color, que sujeta a claves luminosas en intervalos menores y sin fuertes contrastes.
El espacio, más de las veces enfocado pluridimensionalmente, rompe con el sistema de espacio cúbico de tres dimensiones, la superposición de planos tratados con transparencias ponen una nota sensible en el tratamiento de la superficie. Los temas tratados: naturalezas muertas, maternidades, paisajes, retratos, son motivos para crear un universo en términos de realidades absolutas, la composición muchas veces fragmentada en un análisis formal es unificada por la luz y el color. El ámbito creado en el lenguaje pictórico de Delia Solari tiene una fuerte emanación poética, su fuerza expresiva se impone por la calidad de su pintura, a pesar de su rigor constructivo, sus obras no pierden la unidad sustancial, su voluntad formal no apaga la atmósfera vital que está presente en la mayor parte de sus realizaciones pictóricas. La obra de Delia Solari, de una gran fecundidad, merece verse en esa sucesión de enfoques que son sus series de Ciudades del Futuro, los paisajes abstractos, Paisajes Imaginarios y Naturalezas Muertas, en las cuales la artista no está sujeta a esquemas, sino que las resoluciones plásticas encuentran un planteo libre que se manifiesta por los grados de abstracción utilizados en las representaciones espaciales, que merecen un análisis y comentario más extenso.
ROSA FACCARO
Revista «formación Plástica»
1982
DELIA SOLARI, UN SILENCIO ABSTRACTO QUE RECHAZA DE PLANO LO AGRESIVO
Quizá, los rasgos esenciales en común a pesar de las diferencias que establece Delia Solari en la expresión individual se manifiesten a través de la permanencia de una serenidad, de un elocuente silencio abstracto que rechaza lo agresivo, resultante del producto de una esmerada formación profesional influenciada directamente, casi como una clausura, por el característico juego de luz. A pesar de este «slogan» que se puede aplicar a toda su obra, tratamos de demostrar, que el esfuerzo creativo tiene su principal representante en el concienzudo tratamiento presente en la praxis del desplazamiento dinámico y sensual en los múltiples espejos prismáticos tonales con que evoluciona hacia la abstracción constructiva en sus obras, ya que elude fantasiosamente el elemento formal no, como evasión o escapismo al problema pictórico sino culminando la actitud racional con la aparente alteración de los contrastes simultáneos.
MOVIMIENTO
Esto es, que a medida que implanta su impecabilidad técnica regida por las leyes de equilibrio pareciera persistir en un mismo estado sin variar en él, más que el motivo. Pero al ahondar las fuerzas que producen «el movimiento», reavivando, potenciando su expresividad, Delia Solari, dinamiza esta simultaneidad vivencial con preciosismo en sus transparencias y así logra, abrevando en su mundo interior, diferenciar la energía activa cuando va enhebrando bodegones, flores, frutas, cacharros y otros elementos usando impresiones y yuxtapuestas con excepción de las maternidades, privilegiando en su estilística la intensidad de la realidad perceptible conjugada con el sabio cromatismo que infunde acción a la línea imaginativa de un mundo autónomo.
POSTCUBISMO
Podríamos comparar lo connotativo de sus imágenes como «un estado» que aprovechando las leyes dictadas por los que sucesivamente trabajaron en las derivaciones del postcubismo, eleva el nivel de una depuración abstracta geométrica visualmente enriquecida por el entorno espacial.
En cambio las atractivas maternidades se sumergen en «el período romántico», lo organizativo religioso y lo técnico, se funden con el espíritu de nuestra época al no dejar de lado lo psicológico y lo racionalista, con el deseo de que esta experiencia se desplace, más que ligada a la vida’ social, hacia el culto del subjetivismo transformado por la calidez de la ternura.
La polifacética personalidad de Delia Solari ya la ha impuesto en nuestro medio y las construcciones deliberadas, donde canalizan sus intuiciones, concretan lo esencial de cada uno de los conceptos que respecto al formalismo integral propone Wolfflin como base sustentativa: «lo pictórico, lo profundo, la forma abierta, unidad múltiple y claridad absoluta».
JORGE FEINSILBER
Diario «Ambito Financiero»
13 de setiembre de 1982
Si el impresionismo otorgó a la luz, a su descomposición cromática más depurada, incorporado al cuadro el problema que corresponde a ese elemento no como unión de cosas o ambientes, sino como parte indestructible del ámbito que debe justificar el cuadro plásticamente ese otro mundo que es la pintura, no la copia de la realidad; el cubismo fijó después definitivamente las condiciones físicas en que esa luz, aplicada a las formas, podía dar origen a otra etapa no conocida todavía en las artes plásticas.
Decimos esto porque desde su primera muestra individual, hace ya cuatro años, Delia Solari-galería Velázquez- ha mantenido inalterable su concepto, claro que no expresado literalmente sino el que se desprende de su pintura, de que el cuadro es la coordinada de estructuras que defendiéndose de esa abismal atracción de la abstracción, edifica composiciones donde la síntesis de los caracteres más identificables de las cosas adquieren la vitalidad expresiva de su esencia, precisamente en una inteligente dualidad de las estructuras reminiscentemente cubistas y la intromisión de la luz en la deflagración tutelar del ámbito.
Hay un sabio contrapunto de formas superpuestas que conduce a una imagen lindante con lo irreal, plenas de una serenidad despojada de todo tormento interpretativo como puede ser el de esa manera, y, por el contrario pueden ser captadas sensiblemente sin más espejo que la propia observación.
Delia Solari posee, pues, un lenguaje más que personal, bien diferenciado del medio y de esas maneras.
EDUARDO BALIARI
Diario El Economista
1982
DELIA SOLARI EN URUGUAY EXPUSO EN LA MAISON DE L’AMERIQUE LATINE
Con su calidez de siempre Delia Solari está entre nosotros procedente de Buenos Aires. Acaba de regresar de Francia, donde expuso en «La Maison de L’Amerique Latine» con gran éxito de crítica y público y ahora se apresta a hacerlo en la península. -Fue una gran satisfacción para mí el que París me abriera sus puertas y el de contar con la colaboración del embajador argentino Sr. Gerardo Schamis acota sonriente.
-Y ahora expondrá aquí.
-Efectivamente. Mis planes de descanso, de sol, playa y tenis se han visto un tanto alterados… Expondré en la muestra de Arte de Nuestro Tiempo que auspicia el Círculo de Arte de Gala bajo la organización de la Srta. María Growel, y cuyo vernissage está fijado para el viernes 21 de enero a las 21 hs. en la Azotea, de los Haedo. Y el próximo sábado 29 inauguro una muestra individual en el museo de Arte Americano de Maldonado que dirige Páez Vilaró.
-¿Con qué temática?
-Se trata de bodegones, paisajes y figuras, aunque también habrá unos cuadros donde llegó a la abstracción. En todos, el denominador es la luz que trasciende hacia fuera del limitado espacio de una obra y una paleta sin estridencias por cuanto considero que hay que transmitir serenidad al espectador.
Entre los proyectos de esta talentosa artista argentina para 1983 figuran tres exposiciones en Montevideo, otra en San Pablo descontando, por supuesto, su participación en salones rioplatenses. Y el hacerse tiempo para la lectura pasión que comparte con su esposo e hijos- y el pro seguir en la búsqueda de ese mundo unipersonal que es el arte.
Diario «El Día»
Montevideo – Uruguay
15-1-1983
Delia Solari utiliza, sutilmente encadenadas entre sí, y con el resultado, en cada una de las telas, de una sensibilidad fuera de lo común, de un lenguaje propio, sereno y en sazón, y de facultades estéticas que han alcanzado ya su más profunda plenitud.
«Las formas plásticas de Delia Solari son una constante definida».
Revista «Arte al Día»
1983
DELIA SOLARI; LA GEOMETRÍA Y LA IMAGEN Expone sus obras en la Galería Moretti
Una pintora de trazo puro. De reminiscencias cubistas, pero con una personalidad definida en cuanto a sentir los planos y paisajes que justifican el tono, que siempre va en busca del contraste de la luz. Lo geométrico cuenta en su pintura.
Estamos tratando los cuadros que Delia Solari, artista argentina que exhibe en la Galería Moretti.
Una serie pareja en sus valores. Figuras planas, que se dividen en un lineamiento recto o curvo, dentro de los márgenes que suponen ese problema del medio tono. Que bien logra la pintora con fineza y calidad límpida. En dichos trabajos, de carácter más abstracto, aun cuando siempre se adivina que partió de algún objeto naturalista. Delia Solari encuentra su lenguaje, al que agrega incluso la figura, aplicando el mismo criterio plástico.
Su gama de color la identifica fácilmente.
Amarillos, ocres, azules y verdes tenues van dejando la aureola de un poema sensible, rico en imaginación para componer en línea recta o curva, Generalmente la naturaleza muerta posee la instancia precisa para lograr la armonía total del cuadro. Y su color reflejo se va sucediendo a través de etapas que tienen rectángulos como ventanas abiertas hacia su sentido de la claridad.
La estilización, por otra parte, juega un papel preponderante.
NATURALEZA Y FANTASÍA
Porque la naturaleza de sus elementos es transformada por esa vital fantasía que los propios planos edifican a través de una visión generalmente vertical de la estructura. O en forma circular, en que apresa la riqueza formal, dando el volumen por medio de la figura geométrica sólida. Delia Solari sigue aquella sentencia de Cezanne, de que la naturaleza puede representarse por medio de las figuras geométricas. Toda su pintura está impregnada de tal concepto.
La calidez de su color, que compone con los fríos de las sombras, interpreta en su cambiante fórmula, una razón para fomentar la calidad de su cromatismo.
La decantación del color pues, se manifiesta en fina relevancia. La superposición de los planos aún en su estática vigencia abstracta, deja para la figuración una faceta que se multiplica en la figura la que poco había aparecido en su pintura.
LO SUBJETIVO
El análisis es uno de los importantes aspectos para desarrollar su temática. Pero aunque no se advierte el impromptu, la improvisación, la espontaneidad, sus cuadros dejan esa sensación subjetiva, en una ejecución que alcanza puntos culminantes en la «naturaleza muerta con botellas». Agrega ahora algunos rosas pálidos, que vienen bien en la armonía de esta múltiple conjunción de tonos adosados a una delicada como severa disciplina plástica.
EDUARDO VERNAZZA
Diario «El Día»
1984
IMAGEN CROMÁTICA DE LA OBRA DE D. SOLARI
«Esta cárcel, estos hierros en que el alma está metida», (Santa Teresa de Ávila): «Al contraer matrimonio y tener que abandonar el ejercicio de mi profesión (Contadora y Licenciada en Administración de Empresas) comencé mis estudios de dibujo, pintura, composición e historia del arte con M. Lagsner, M. Lozano, J. Giustozzi y especialmente con el gran maestro J. C. Chasco Ros. Con él profundicé en el largo proceso de creatividad, tratando así de tener un lenguaje plástico propio y actual», dice Delia Solari en el prólogo del catálogo de su exposición, la cual tiene lugar en «Galería Velázquez». Luego agrega, «Siento mi actividad como un permanente desafío».
Por esto y por lo que ha conseguido a través de su obra, es que recordamos el apasionado pensamiento de Teresa de Jesús. Sus excelencias no son ostentosas. Sus modulaciones no son convencionales. La identidad visual de sus estructuras está principalmente determinada por el permanente haz de luz combinado con la íntima realidad de su práctica colorística. Debido a esas visiones sintetizadas dentro de un concepto integrador rayano en lo intelectual, por el estilo preciso y subjetivo de sus relaciones estético-experimentales y por la confrontación constante consigo misma en la sobriedad expuesta; sin ocultamientos ni encubrimientos, pero sí con perpetua intención, interrogativa para sus búsquedas, Delia Solari sabe que, aunque esté o se sienta en posesión de una vida propia, en forma simbólica, debe reconocer el místico resorte de su indeclinable sujeción al pathos de la devoción estética. Ello da una conciencia clara, hasta donde limita su propia vida y comienza su inmanente renunciamiento en pos de la fecunda creación.
Vitalidad profunda y vigorosa, no calculadora, ni temperamento utilitario que la destaca individualmente y condición curiosa a la que usualmente no nos referimos: su afirmación de la naturaleza femenina que arroja un saldo de calidez en esas atmósferas quietas, abstractas, de transfiguración, como desarrollando el perfil de su carácter ajustándolo a pautas o semblanzas casi doctrinales… Es la resultante de la justeza de percepción volcada euclidianamente en las telas.
Sin embargo descompone sus diamantinas imágenes cromáticas especialmente independientes de modo que prevalezca la variación en el factor perceptual para obtener distintas orientaciones, siempre con un esqueleto estructural que no admite plasmaciones accidentales. La regularidad de su producción que conlleva una aparente tridimensionalidad, la que surge de la expansión entre la luz y el color, expresada en el hecho u objeto cotidiano ligado al panorama de su fantasía, no impide destacar algunas obras sobre otras en calidad de senderos resaltantes debido a su pronunciada diferenciación.
JORGE FEINSILBER
Diario «Ámbito Financiero»
28-8-1984
Esta pintora de la que nos ocupamos con motivo de su exposición en París 1982- despliega en Velázquez obras de pensado esquematismo geométrico. Sin sobresaltos en la paleta ni en los temas, se destacan del conjunto por lo que prometen, por la profundidad necesaria que esbozan, «Trigal» y «Soledad en el mar», interesantes propuestas sobre las que Solari debiera volver su mirada -y su sensibilidad- sin prisa con detenimiento.
ALBINO DIEGUEZ VIDELA
Diario «La Prensa»
19-8-1984
EL LLAMADO DE LA LUZ
Ha vuelto a exponer Delia Solari, en la galería Velázquez (Maipú 932). Todavía, por unos días más, pueden verse allí sus óleos. Serios, reposados, con un arte impregnado de mansedumbre, ensimismados en su propio soñar. Con el tiempo, la pintura de la artista se ha vuelto mucho más meditativa y profunda. Tres parecen ser las vertientes en las que, de acuerdo con los temas elegidos, esa pintura se aposenta. Ciertos cuadros pocos recogen algún motivo floral, sensiblemente resuelto y según una modalidad que, aunque en la actualidad mucho más elaborada, fuera distintiva de Delia Solari en el pasado reciente. Están, seductoras, sus telas en las que el nexo argumental lo constituye, para tomar palabras de Luchino Visconti, un grupo de familia, con algo de fantasmal y con mucho de radiante, y se agrupan finalmente los cuadros que testimonian la más reciente preocupación de la artista, los que podrían definirse por su índole abstracta, series de planos muy bien estructurados y cuidadosamente trabajados, en los que sopla una dimensión metafísica por la que Delia Solari, hic et nunc, parecería finalmente decidirse. Hay, asimismo, en ella una preocupación capital. Toda su obra anterior, en realidad, ha estado rondando en torno de esto. El llamado de la luz. O bien sus composiciones emergen lenta y gradualmente de la sombra, «ex tenebras», como diría un latino, asomándose así de paso, al mundo para el cual fueron creadas, o se trata del pasaje inverso, igualmente importante, o sea el que va desde la luz hacia la oscuridad.
A la pintura de Delia Solari hay que verla en conjunto, es cierto, pero para comprender su calidad es necesario una lectura cercana, estrecha, que recorra el camino dado antes por cada pincelada (técnicamente perfecta, sin una sola interrupción, lo cual resulta en superficies de gran homogeneidad y textura transparente y liviana), y que comprenda cómo se han dispuesto los planos, esos mismos que reciben o que refractan la luz, según sea el caso, lugar donde se cifra la sabiduría y no es cuestión sólo de nuestros días de toda pintura que se precie de tal.
Consecuentemente con esta búsqueda de la luz -si se prefiere el camino contrario, la ecuación es válida invirtiendo escrupulosamente los términos – la artista se expresa en gamas serenas, porque no es el color, en ella, el elemento al cual ha confiado la intensidad de su expresión. Cuadros, los suyos, que tienen magia y que tienen atmósfera, donde el tiempo parece extrañamente detenido como una introspección interior y de los que emerge, ininterrumpido, el manantial de una música muy pura y muy tibia. Pintura que responde a ese llamado visceral de la luz, que gozosamente se le entrega, y que en su madurez y en su plenitud, después, llega entera en su significado al gratificado visitante.
CESAR MAGRINI
«El Cronista Comercial»
30-8-1984
ARTE TRASCENDENTAL
En la Galería Velázquez, Maipú 932, Delia Solari exhibe 36 óleos y 8 cuadros más. Es lamentable que las pinturas colgadas estén tan juntas entre sí. ¡Su íntimo mensaje y su visión poética no puede apreciarse plenamente en estas condiciones! Su técnica combina la delicada construcción de planeadas transparencias de color. (Son como campanadas musicales prismáticas, que tintinean en suaves brisas). Las plantas y los objetos de las naturalezas muertas son acariciadas por la dorada luz. Prevalecen los marrones y los verdes. La delicadeza y el romanticismo impregnan estos tiernos matices, que surgen serenamente de las profundidades internas de su alma.
THELIA CONRAD DE BEHAR
Buenos Aires Herald
DELIA SOLARI Y SUS SUGESTIVAS OBRAS
Capital Federal (De nuestra corresponsalía). Casi es reiterativo insistir en que el arte abstracto nunca deja de ser realista y él realista conlleva connotaciones abstractas. En los límites de cada uno se advierte algo parecido a un retorno que nos permite descubrir esta verdad indiscutida. Es decir, lo morfoplástico y lo esencial de lo recóndito conforman una superficie inteligentemente pintada.
En el caso particular de Delia Solari, ocurre que en sus cuadros están visiblemente exteriorizadas estas dos propuestas y también se encuentran implícitas en lo más íntimo de la obra. ¡Bellos y extraños personajes modulados por un movimiento constante!
Al igual que las naturalezas muertas, testimonian una presencia figurativa, pero fantaseando libres dentro de las estructuras que lo determinan con un perfecto razonamiento geométrico. Esta exteriorización genuina de vida, contenida y libre a la vez, los diferencia de los acontecimientos corrientes ubicando a situaciones y personajes en un tiempo indefinido pero de fuerte presencia. Este hecho acontece porque Delia Solari, frente al caballete se libera de normas que pudieran detener su franca fantasía y si bien visualiza lo abstracto, también lo concreto puede penetrar en regiones recónditas, en donde sólo tiene cabida el misterio. Por eso en los rostros casi desdibujados de sus seres, queda definitivamente impreso lo no visible. Jerarquía estética que es dada transmitir sólo a algunos. A veces, aunque no pinten demasiado bien.
Que no es, por supuesto, el caso de esta artista, porque sus trabajos, además de lo antedicho, están excelentemente realizados. Delia Solari sabe, es decir sus obras lo testimonian, que pintar es una inversión espiritual en la que no cabe equivocarse. Y por supuesto, gana. Quien quiera comprobarlo, puede llegarse hasta la galería Velázquez. Es una invitación que se me reconocerá.
OLGA R. Z. DE PAREJA NUÑEZ
«La Capital»
23-8-1984
EXPOSICIONES EN PUNTA DEL ESTE
El cubismo fue, sin duda, una de las manifestaciones más asociadas a las nuevas vertientes modernas. Desde su iniciación con Picasso, Gris y Braque (también los italianos forjaban el Futurismo), se conectaron las teorías que llevarían a esta pintura hacia una eclosión de símbolo. En Argentina, hubo un gran cubista que lo fue Pettorutti.
Pero no es el caso analizar tal movimiento, sino que al observar las pinturas de Delia Solari, artista argentina, nos traen una relación con la citada escuela. Y decimos una relación, porque la pintora sabe escapar muy bien, con su propia técnica limpia y envolvente, a aquellos maestros que, sin duda, inspiraron en parte su constante deleite plástico. Es una fina artista. Una estilista que, lejos de imitar, busca salir con su propia poesía. Llega a algunos cuadros, a probar su espiritual remanso de color, siempre hermanado, nunca detonante.
Lejos del cortante contraste de la luz y la sombra. Y si esto aparece en sus obras, que son geometrizadas por una imaginación pródiga en tal menester, cierto es también que sus pasajes se manifiestan con fantasía. Con una condición difícil de detectar técnicamente en estas telas, o mejor, en dicha expresión: tal es la subjetividad que poseen.
Existe una sensibilidad muy femenina en sus cuadros. Una viva riqueza que maneja los distintos estados de luz y gamas de color. El amarillo suave parecería ser como un color que, diluyente, se esparce por el cuadro como una sinfonía clarividente en sus huecos, y en la medida justa de sus rayos de color. El dibujo se va gestando con buena disposición.
Decíamos hace algún tiempo que en sus obras existía una «mística del silencio». Y seguimos creyéndolo hoy, cuando sus telas han mejorado notablemente. La sujeción de planos ha tomado profundidad. Corriendo las perspectivas hacia esa sugerencia, en la que se enlazan y pierden contacto de contorno, para sumarse como luz, y tratar de montaje, los pasajes, y la hábil riqueza de un trazado de calidad.
Parte la pintora de una faceta determinada. De allí surgen paulatinamente los elementos que conforman la composición. Poco importa el Tema. Este deja de estar, cuando todo el enjambre técnico y poético lo transforma, lo estiliza, lo lleva a un mundo distinto, al del común objeto, y lo realizan en la escala testimonial de pintura. La muestra se inauguró en la «Galería Ibiza» (Edificio Apolo, local 22) Punta del Este.
Eduardo Vernazza
«El Día»
Montevideo
Enero 1984
DELIA SOLARI
FEMENINA EN EL VERDADERO SENTIDO DE LA PALABRA
Desde Manet nadie ha podido escapar a la seducción de la luz. Ni aún aquellos que decidieron expulsarla de su obra y negarla, ya que la negación importa, de por sí, la conciencia de que algo existe. Cierto es también, que el impresionismo fue y sigue siendo, en muchas obras que parecen en lo formal tan alejadas de él, porque hay tiempos del arte, hazañas descubridoras en lo creativo, que no retornan, sino que permanecen y se manifiestan constantemente como realidad.
Por tal circunstancia, decir que Delia Solari pinta la luz, resultaría tan obvio que podría suponerse pueril y sin embargo, de eso se trata. Solo que no de la luz, tal como puede imaginarla el lector, acostumbrado a la aventura de perseguirla a través de los objetos, o como esencia del paisaje y aun como diagramadora de las figuras o exaltadora de sus formas: sino de una suerte de «pan lumen», en virtud de la cual toda la obra de Solari es luz. Como en el todo es Dios del panteísta, en esta preciosista decidora de la intimidad y el calor, del color y el afecto, todo es luz.
Cierto es también que desde la aventura impresionista han corrido cien años y a través de ellos se desarrolló toda una revolución formal y expresiva y que, no en vano, docenas de «ismos» se incorporaron a la posibilidad fáctica y la intuición sensible del quehacer plástico. Delia Solari, artista de nuestro tiempo, seleccionó entre ellos las variantes, los mecanismos, las vías que más se sujetan a sus propias ansiedades.
Por eso, si resulta innegable que construye cada tela con la minuciosidad del arquitecto que sabe hasta qué punto, la gracia de una curva o la persistencia de un plano que alarga deben ser contenidos en aras de la seguridad del todo-sacrificando a veces originalidad y galanura -su capacidad de disfrute del color, le permite soltarse-diría que alegre mente- en la persecución y manejo de una gama multiplicada de tonos y semi-tonos que dan a su obra el encanto y la seducción, de sucesivos hallazgos que, participando de una unidad, no se estereotipan. Su obra satisface una auténtica realidad, que se da en una diversidad sin disonancias.
Obra serena pero nunca tímida, femenina en el verdadero sentido de la palabra, ya que se carga de una amorosa ternura que evoca algo del posesivo amor de la mujer por las cosas que le pertenecen, a las que da vida. Quizás en esto resida el secreto de la obra de Delia Solari, ya que paisaje, interior, naturaleza muerta o grupo familiar, es su propia decisión creadora la que va dando forma a la formas de ese mundo de la cotidianeidad que sólo parece intrascendente a quienes, por no amarlo, suponen que sólo está hecho de elementos: elementos-seres, elementos cosas: olvidando que en todos ellos vive el espíritu y que hay tiempos emocionales aún de esas cosas y hasta un ritmo vital que se esconde tras las formas que aparentemente las cosifican, Como Delia Solari mira todo desde el alma, le resultan discernibles y por ende separables, la aparentemente sencilla circunstancia de ser y sus acontecimientos momentáneos
ENRIQUE HORACIO GENE
Revista «Arte al Dia»
Octubre, 1984
DELIA SOLARI: LA EVOLUCIÓN DE LAS FORMAS
Las nuevas creaciones de la Sra. Delia Solari contaron con la constante de su estilo: la evolución de las formas a partir de una particular geometría, unida a la correcta yuxtaposición de los colores, lo cual confiere al conjunto una especial sensación de movimiento. Se suceden así una serie de motivos y temas de una originalidad permanente y en todo caso no desligada del entorno vivencial en que la artista está inmersa. Evidentemente los trabajos de D.S., mueven a la discusión de neófitos y avezados y cumplen con el fin último del creador; promover la polémica.
GUSTAVO ROMANO
«La auténtica defensa»
18-8-1984